Premier en Europa

En Resurrecting the champ interpreta a un ex -boxeador que ha acabado viviendo en la calle, el héroe que cae después de ascender demasiado. Josh Hartnett, que sorprende también con su interpretación (en realidad es buenísimo pero está infravalorado por su físico, como Brad Pitt en sus inicios) encarna en esta película a un periodista deportivo en crisis (Erik Kernan) que pretende conseguir su redención resucitando al ex campeón. Lo que empieza como un trabajo acaba en una (previsible) amistad, y termina por afectar a todas las personas que participan en la historia más de lo imaginado.
Pero cuando parece que todo sigue su curso, la historia da un giro (que no desvelaré, puesto que hasta junio no llega a la cartelera) y nos hace comenzar la reflexión propia. Impotencia, dudas, empatía… nuestra atención hacia ella cambia.
Pese a tener momentos cinematográficos muy típicos de las películas estadounidenses más moralistas (como el discurso final, no falla), lo cierto es que Resurrecting the champ se hace una película fácil de ver y muy emotiva, porque lejos de ser una historia de boxeo, es una historia de amistad, de relaciones familiares, de ambición, de confianza, y de moral. Sobre todo de ética y moral. Y es que su director, ya lo decía Peter Coyote en la presentación, está especializado en estos mensajes sobre la honestidad de las personas. Creador de la serie Señora presidenta y de películas como La última fortaleza, el ex -crítico consigue con Resucitando al campeón una reflexión sobre humanidad e integridad, tanto en la profesión como en la vida.

El reparto se completa con pequeños papeles interpretados por actores de moda y de siempre, como las televisivas Teri Hatcher (Mujeres desesperadas) o Kathyn Morris (Caso abierto), el eterno secundario David Paymer o el camaleónico Peter Coyote (casi irreconocible).
Una película que si duda amortizará en taquilla ya que cuenta con todos los ingredientes necesarios. No pasará a la historia, pero se promocionará, se verá, y hará a la gente pensar sobre la verdad, la historia real en la que se basa, y las relaciones paterno-filiales.
Patricia Arnaiz
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