
Piezas cortas y otras demasiado largas, las hay surrealistas, demasiado típicas, sorprendentes y decepcionantes… pero entre ellas se encuentran algunas apuestas dignas de recordar y con un trabajo detrás admirable.
Entre imágenes confusas y personajes incomprensibles, nos sorprenden planos secuencia de veintidós minutos o montajes frenéticos.
Historias para todo y para todos, iniciativas originales de países cuya industria desconocemos, y otra forma de contarlas a las que el gran público no está acostumbrado.
Patricia Arnáiz
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